De acuerdo con registros de la Secretaría de la Defensa, el aseguramiento de sitios para producir metanfetaminas pasó de 453 entre 2015 y 2018 a 876 en el periodo de 2019 a julio de este año.
Los cárteles mexicanos están “maquilando” las metanfetaminas que se producen en el mercado norteamericano de drogas químicas, como el cristal, las cuales son consumidas, en ocasiones, por personas sujetas a condiciones laborales desfavorables, que incluyen largas jornadas e incluso explotación.
Especialistas de universidades de Estados Unidos y Canadá, consultados por MILENIO, refuerzan y explican los datos duros obtenidos vía mecanismos de transparencia: el aseguramiento de narcolaboratorios pasó de 453 entre 2015 y 2018 a 876 en el periodo que va de 2019 a julio de 2022.
Los datos proporcionados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) señalan que en los últimos cuatro años del sexenio pasado fueron incautados 88 mil 255 kilogramos de metanfetaminas, mientras que en los primeros tres años y medio de la presente administración han sido asegurados 93 mil 072 kilogramos de drogas químicas producidas en las cocinas del crimen organizado.
La magnitud del fenómeno de los narcolaboratorios se documenta con los números absolutos entregados por Sedena: de 2015 a julio último, los aseguramientos alcanzaron la cifra de mil 329. La información castrense también revela que los mayores golpes han sido contra el Cártel de Sinaloa, pues en esa entidad han sido asegurados 996, lo que representa el 75 por ciento de la cifra total.
En segundo sitio se encuentra Michoacán, donde han sido incautadas 156 “cocinas” de drogas químicas, por encima del aseguramiento de narcolaboratorios en Jalisco (59), Durango (46), Guerrero (18) y Baja California (16).
El desglose muestra que, aunque se registró un descenso en los últimos años del sexenio pasado, a partir de 2019, cuando arrancó la administración actual, los aseguramientos repuntaron. El aumento más drástico ocurrió de 2019 a 2020: fue de 260 por ciento.
México: productor de sustancias
El incremento de hallazgos de laboratorios se conecta con el contexto de otros dos fenómenos importantes en el negocio de las sustancias ilegales en México y Estados Unidos, analiza Cecilia Farfán, jefa de investigación en programas de seguridad del Centro de Estudios de la Universidad de California, en San Diego.
Por un lado, hay más demanda de drogas sintéticas que se producen en laboratorios y que no requieren, como la heroína, la goma de opio. “Instalar un laboratorio obedece a esa producción. Produces y vendes en la misma área geográfica, e incluso exportas si estás vinculado con operaciones criminales trasnacionales”, profundiza Farfán, quien investiga los modelos de negocios del crimen organizado, sus ganancias y estructuras.
Por otro lado, aunque el consumo de metanfetaminas y otras drogas sintéticas es mayor en Estados Unidos, en México también se ha elevado en estos años. El país, hace tiempo, dejó de ser solo exportador de sustancias ilegales.
“Si hay más laboratorios encontrados, no necesariamente significa que haya más, sino que hay más acciones para desmantelarlos. Se puede decir con certeza, a partir de los datos de Sedena, es que hay más desmantelamientos”, opina la investigadora.
México, desde hace una década, se convirtió en productor de drogas sintéticas y comenzó con metanfetaminas. Cuando Estados Unidos restringió la importación de precursores químicos, como la efedrina, que se usa para la producción de este tipo de sustancias, México se convirtió en fabricador, explica Jaime Arredondo, investigador sobre el uso de drogas de la Universidad de Victoria en Columbia Británica, Canadá.
“Es otro ejemplo de la maquila que somos para Estados Unidos. Pasa igual que con otros productos, como los automóviles”, compara.
La transición a metanfetamina, ahonda Arredondo, generó los primeros laboratorios en México, mismos que se transformaron para la elaboración de otro producto químico: el fentanilo. Son, expone, economías de escala: haces una inversión inicial en un producto y, después, cuando creas otro, la inversión es menor.
Arredondo, miembro de Verter AC, organización enfocada en la reducción del daño de sustancias en Mexicali, Baja California, declara que el aumento de hallazgos de laboratorios comprueba que México se ha consolidado como el productor de sustancias ilegales de América del Norte.
“Ya existe un diseño. El mercado simple y sencillamente se adapta a la petición de drogas de Estados Unidos. Nos especializamos en producirlas. Es más barato en México”, sostiene.
La investigadora Cecilia Farfán recuerda que se usan precursores legales en las industrias farmacéuticas y químicas para fabricar sustancias ilegales. Rememora al empresario de origen chino Zhenli Ye Gon, acusado por las autoridades mexicanas de comercializar ilícitamente acetato de pseudoefedrina para la fabricación de metanfetamina.
Pese a las repercusiones del caso en la importación de precursores, en términos legales no existe una restricción importante para importarlos a México, aclara.
No es coincidencia que en esas entidades existan más hallazgos, señala Jaime Arredondo. China e India son productores de químicos con industrias farmacéuticas fuertes. Los precursores parten de Asia a los puertos de la región del Pacífico mexicano, zona convertida en productora de metanfetaminas, tal como comprueban los datos.
La información también explica, añade Arredondo, la violencia alrededor de los puertos en Lázaro Cárdenas, Ensenada y Manzanillo. “Más estados son ahora territorios donde el Estado no tiene presencia fuerte, sino las organizaciones del crimen. Es más sencillo instalar laboratorios que producen dinero”.
Cecilia Farfán considera que hay más hallazgos en algunos estados porque es ahí donde Sedena se enfoca. “Existe la percepción de que en Sinaloa hay más producción y tráfico, pero no quiere decir que en otras partes del país no exista”.
Territorio cristal
Los expertos coinciden en que la metanfetamina es una sustancia que llegó para quedarse: es la droga prevalente en México y Estados Unidos.
Se ha puesto énfasis en el fentanilo por las sobredosis, sobre todo en Estados Unidos, “pero el problema en México es el cristal”, que también se fabrica en laboratorios, argumenta Arredondo.
No se necesitan hectáreas ni contratar a muchas personas. No implica elevados costos de producción. La dosis de cristal cuesta 50 pesos y ese precio bajo, advierte el experto, habla de la eficiencia en producir metanfetamina que han alcanzado las organizaciones criminales mexicanas, principalmente los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa.
En México, existen personas que saben producir metanfetaminas y otras drogas sintéticas, apunta Cecilia Farfán. Entender el proceso es un factor básico porque, en manos inadecuadas, la producción puede causar un incendio o explosión. Lo indispensable, dice, es el acceso a los precursores químicos para manufacturar.
De acuerdo con información entregada por la Sedena, las cantidades de metanfetaminas decomisadas, de 2015 a julio pasado, siguen un patrón similar al de los datos de los laboratorios hallados: existe un descenso en los últimos años del sexenio pasado y un aumento en el presente.