El gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI,
centro) decide mañana su futuro ante el peligro de perder las elecciones
presidenciales del año próximo y en medio de una encarnizada batalla interna
entre fuerzas conservadoras y grupos que exigen reformas de fondo.
En las discusiones previas al plenario del sábado en la Ciudad de México, se allanó el camino a cambios radicales como la apertura al "candado" que obligaba a elegir a los candidatos a puestos electivos, entre ellos el aspirante a la presidencia, sólo a quienes tuvieran una década de haber obtenido el carné de la organización.
Ahora, se permitirá a un "outsider", es decir, un hombre ajeno al PRI o recién llegado a la organización, obtener la candidatura, lo que muchos consideran lleva una dedicatoria clara a dos hombres muy cercanos al presidente Enrique Peña: el ministro de Educación, Aurelio Nuño, y el de Desarrollo Social, Antonio Meade.
Pero ni aun así los analistas creen que se logre sacar del tercer lugar al que ha sido relegado en las encuestas a la formación política, aunque sólo se consideraba probable finalista de la contienda interna al poderoso ministro de Gobernación (interior), Miguel Ángel Osorio, que está afuera del "círculo íntimo" de Peña.
Osorio pertenece al "Grupo Hidalgo", una fuerte facción del PRI que tiene su sede precisamente en el estado del mismo nombre y que cogobierna junto con el no menos poderoso "Grupo Atlacomulco", al que pertenece Peña, y que nació en esa localidad del estado de México, vecino a la capital.
Otra de las decisiones adoptadas en las mesas previas a la convención del sábado establece un freno a los "políticos chapulines" (langostas), como se les conoce en la jerga política a las figuras que "saltan" de un puesto a otro, a veces ni siquiera como candidatos obligados a hacer campaña sino arropados como aspirantes "de partido".
Esta última medida sin embargo generó una fuerte reacción en el ala más conservadora del partido, representada por el influyente ex senador y ex dirigente nacional Manlio Fabio Beltrones, a quien la prensa suele llamar "Don Beltrone", quien dijo que "habría que ver nada más si tiene fundamentos constitucionales".
La prohibición podría afectar a los "pesos pesados" del PRI, a quienes se conocen como "Dinosaurios", y a los que se acusa de mantener a la mastodóntica formación política en una especie de marasmo que le impide renovarse y ponerse al día.
Aunque las decisiones adoptadas en las mesas podrían ser echadas abajo en el plenario, los analistas anticipan que el PRI tendrá que introducir reformas importantes si quiere mantener su hegemonía de 76 años, interrumpida entre 2000 y 2012, y que lo hacen uno de los más longevos y resistentes en América Latina.
El PRI, apodado en el pasado "la Aplanadora", languidece hoy debido a la seguidilla de derrotas sufridas en las dos últimas elecciones, en las que perdió en al menos nueve estados, colocándose en el tercer lugar con cualquier combinación y candidato en las encuestas de cara a las presidenciales.
En el fondo, durante su 22da. asamblea, lo que busca esta formación es hallar a alguien que pueda hacer frente al "terremoto" llamado Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda), surgido de las filas del PRI, que lidera todos los sondeos, aunque apenas con un tercio de las preferencias, porque hay todavía muchos indecisos.
Sin embargo, los analistas estiman que lo difícil va a ser hallar a la figura idónea que en una cuestión de meses sea capaz de cambiar radicalmente el rumbo de las encuestas y volver a colocar al PRI como puntero.
Para ello se requiere responder algunas preguntas muy complicadas, considera el analista Raymundo Rivapalacio.
"Quién es el que más cohesiona dentro del PRI? Quién es el que más puede sumar fuera del PRI? Quién puede apelar al mayor número de votantes en el segmento de los 'switchers' (indecisos), que son los que modifican el rumbo de una elección?", señala el columnista del diario El Financiero.
En las discusiones previas al plenario del sábado en la Ciudad de México, se allanó el camino a cambios radicales como la apertura al "candado" que obligaba a elegir a los candidatos a puestos electivos, entre ellos el aspirante a la presidencia, sólo a quienes tuvieran una década de haber obtenido el carné de la organización.
Ahora, se permitirá a un "outsider", es decir, un hombre ajeno al PRI o recién llegado a la organización, obtener la candidatura, lo que muchos consideran lleva una dedicatoria clara a dos hombres muy cercanos al presidente Enrique Peña: el ministro de Educación, Aurelio Nuño, y el de Desarrollo Social, Antonio Meade.
Pero ni aun así los analistas creen que se logre sacar del tercer lugar al que ha sido relegado en las encuestas a la formación política, aunque sólo se consideraba probable finalista de la contienda interna al poderoso ministro de Gobernación (interior), Miguel Ángel Osorio, que está afuera del "círculo íntimo" de Peña.
Osorio pertenece al "Grupo Hidalgo", una fuerte facción del PRI que tiene su sede precisamente en el estado del mismo nombre y que cogobierna junto con el no menos poderoso "Grupo Atlacomulco", al que pertenece Peña, y que nació en esa localidad del estado de México, vecino a la capital.
Otra de las decisiones adoptadas en las mesas previas a la convención del sábado establece un freno a los "políticos chapulines" (langostas), como se les conoce en la jerga política a las figuras que "saltan" de un puesto a otro, a veces ni siquiera como candidatos obligados a hacer campaña sino arropados como aspirantes "de partido".
Esta última medida sin embargo generó una fuerte reacción en el ala más conservadora del partido, representada por el influyente ex senador y ex dirigente nacional Manlio Fabio Beltrones, a quien la prensa suele llamar "Don Beltrone", quien dijo que "habría que ver nada más si tiene fundamentos constitucionales".
La prohibición podría afectar a los "pesos pesados" del PRI, a quienes se conocen como "Dinosaurios", y a los que se acusa de mantener a la mastodóntica formación política en una especie de marasmo que le impide renovarse y ponerse al día.
Aunque las decisiones adoptadas en las mesas podrían ser echadas abajo en el plenario, los analistas anticipan que el PRI tendrá que introducir reformas importantes si quiere mantener su hegemonía de 76 años, interrumpida entre 2000 y 2012, y que lo hacen uno de los más longevos y resistentes en América Latina.
El PRI, apodado en el pasado "la Aplanadora", languidece hoy debido a la seguidilla de derrotas sufridas en las dos últimas elecciones, en las que perdió en al menos nueve estados, colocándose en el tercer lugar con cualquier combinación y candidato en las encuestas de cara a las presidenciales.
En el fondo, durante su 22da. asamblea, lo que busca esta formación es hallar a alguien que pueda hacer frente al "terremoto" llamado Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena, izquierda), surgido de las filas del PRI, que lidera todos los sondeos, aunque apenas con un tercio de las preferencias, porque hay todavía muchos indecisos.
Sin embargo, los analistas estiman que lo difícil va a ser hallar a la figura idónea que en una cuestión de meses sea capaz de cambiar radicalmente el rumbo de las encuestas y volver a colocar al PRI como puntero.
Para ello se requiere responder algunas preguntas muy complicadas, considera el analista Raymundo Rivapalacio.
"Quién es el que más cohesiona dentro del PRI? Quién es el que más puede sumar fuera del PRI? Quién puede apelar al mayor número de votantes en el segmento de los 'switchers' (indecisos), que son los que modifican el rumbo de una elección?", señala el columnista del diario El Financiero.