Ciudad de México.- En 1970, en Estados Unidos, se tenía un registro de 436 mil mujeres mexicanas; sin embargo, de ese año al 2012, la migración femenina creció vertiginosamente a 5.5 millones, lo que representa el 46 por ciento de los connacionales residente en ese país.
A este incremento acelerado de la población femenina -que también se dio entre la población masculina-, contribuyeron la demanda de la economía norteamericana de mano de obra migrante, en la cual el grupo mexicano tiene un papel relevante; así como las repetidas crisis económicas en México y la larga tradición migratoria de connacionales a este país.
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (Conapo) y al Observatorio de Migración Internacional (OMI), en 2011 los mexicanos radicados en Estados Unidos sumaron 11.9 millones, cifra que representó el 3.8 por ciento de la población total estadunidense, y el 28 por ciento de la población total de inmigrantes residentes en Estados Unidos en dicho año.
Según estimaciones del Conapo, los nativos de México se ubican entre los cinco grupos más numerosos de inmigrantes en 43 estados de la Unión Americana. Las excepciones tienen lugar en los estados de Maine, Vermont, Massachusetts, Rhode Island, Dakota del Norte, Maryland, Hawaii y Alaska.
Son 41 los estados donde las mexicanas figuran entre los cinco primeros lugares, pero los estados de California y Texas constituyen los destinos que prefieren (y también los varones), al concentrar, respectivamente, a 38 y 23 por ciento del contingente total. Le siguen en importancia Illinois y Arizona (6.3 y 5.4 por ciento).
En términos numéricos la presencia femenina mexicana es ligeramente menor que la del grupo de los varones, su perfil revela una edad promedio de 40 años (más alta que la de los hombres), concentrada en edades productivas y reproductivas (44 por ciento de ellas tiene entre 18 y 39 años), y con una proporción en edades maduras ligeramente superior a la estructura por edad de los varones.
*Baja escolaridad
La baja escolaridad de las mexicanas constituye una característica que las distingue de otros grupos de inmigrantes. Casi seis de cada diez de las connacionales de 25 años o más no concluyeron el nivel medio superior, y este índice de escolaridad no es diferente de los varones mexicanos. No obstante, pese a que sólo 6 por ciento posee instrucción profesional o posgrado, en términos absolutos se trata de una cifra muy importante: las 295 mil nativas mexicanas constituyen el cuarto grupo nacional de inmigrantes calificadas en Estados Unidos.
Entre las mexicanas de 15 años y más residentes en este país, 62 por ciento se encuentra casada o unida, porcentaje que no difiere sustancialmente del grupo masculino, también en su mayoría unido o casado.
El grueso de las mujeres mexicanas en Estados Unidos tiene más de cinco años de residencia en este país, y sólo alrededor del 5 por ciento llegaron en los últimos cinco años. Pese a lo anterior, la abrumadora mayoría (de hombres y mujeres por igual) no cuenta con la ciudadanía norteamericana (72 por ciento). El ingreso predominantemente no documentado de los mexicanos a este país (6.5 millones en 2010, según estimaciones, es una condición que les dificulta el camino a la ciudadanía.
La Unión Americana atrae a sus mercados de trabajo a cientos de miles de trabajadores procedentes de otros países, entre los que destacan, por su magnitud, los mexicanos. El peso de la mano de obra mexicana inmigrante resulta notable, pues en 2012 correspondió a 5.2 por ciento de la fuerza laboral total en el país (7.7 millones de trabajadores de los 146 millones que se encuentran en el mercado de trabajo) y a alrededor del 30 por ciento del total de trabajadores inmigrantes.
* Aumenta desempleo
Las tasas de desempleo se ven afectadas en periodos de recesión económica. En especial, en el año 2009, la crisis económica acaecida a escala mundial tuvo impactos muy severos en el mercado laboral estadunidense, y fue particularmente crítica para los mexicanos y las mexicanas. Tan sólo entre 2008 y 2009, la tasa de desempleo de las mexicanas se incrementó en seis puntos porcentuales, alcanzando el último año la cifra de 14.6 por ciento, situándose en 12.5 por ciento en 2012, muy por encima de las correspondientes a las nativas blancas y al conjunto de las demás inmigrantes (6.3 y 7.8 por ciento, respectivamente).
El patrón de desempeño laboral del grupo femenino mexicano está inherentemente ligado a su capital humano, experiencia y estatus migratorio. Predomina, por mucho, el bajo nivel de estudios y la condición de indocumentadas, lo que obstaculiza su desempeño en ocupaciones calificadas con alta remuneración. El mercado de trabajo de Estados Unidos se caracteriza por una demanda bipolar de trabajadores migrantes, es decir, al tiempo que requiere de mano de obra extranjera altamente calificada, también demanda trabajadores para empleos de baja calificación y condiciones precarias.
En este contexto, las alternativas laborales de la mayoría de las inmigrantes mexicanas, en general con baja calificación e indocumentadas, se concentran en el segmento de la base de la pirámide ocupacional. Inversamente, sólo 12 por ciento de las mexicanas ocupadas se desempeña en actividades ejecutivas, profesionistas o técnicas, frente al 39 y 46 por ciento que exhiben otras inmigrantes y nativas blancas.
En el sector agropecuario también hay diferencias, pues, aunque pequeño, éste concentra un grupo de mujeres mexicanas en mayor proporción que el de otras inmigrantes y las nativas blancas.
La mayoría de las mujeres labora en jornadas completas (ocho horas diarias). No obstante, las mexicanas son más propensas a cubrir jornadas de tiempo parcial (30 por ciento) que las otras inmigrantes y las nativas blancas (23 y 26 por ciento), respectivamente.
* Discriminación en salario
Estudios recientes han señalado la existencia de brechas salariales entre las mujeres inmigrantes mexicanas con respecto al resto de inmigrantes y las nativas blancas. En virtud de las ocupaciones manuales de baja calificación que desempeñan las mexicanas en este país, las connacionales perciben un ingreso de alrededor de 22 mil dólares al año, un promedio bajo si se compara con las nativas blancas o las inmigrantes de otras regiones (alrededor de 39 mil dólares anuales en promedio). Más aún, al indagar sobre el ingreso según jornada laboral, se observa una gran distancia entre los salarios devengados por mujeres mexicanas en empleos de tiempo completo en comparación con los salarios obtenidos por otras inmigrantes y las nativas blancas.
El Sol de México