Este padecimiento entre jóvenes incrementa riesgos de adicciones, deserción escolar y padecer abuso sexual, advierte académica.
“Uno de los mayores costos de la depresión no atendida es lo que se le llama presencialismo, ya que las personas están bien para trabajar, pero no producen, lo cual significa pérdida importante para el Producto Interno Bruto, las personas y sus familias”, advirtió la directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, María Elena Medina-Mora Icaza... Nota completa aquí.
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