Actuemos de inmediato y evitemos la gran crisis que se avecina
Javier Herrera Borunda
La política de población de nuestro país se soporta técnicamente en las variables que analiza la prospectiva demográfica y que nos proporcionan la posibilidad de formular estrategias y líneas de acción en el mediano y largo plazos. Entre estas variables se encuentran el comportamiento futuro del crecimiento de la población, de la esperanza de vida, de las tasas de fecundidad y mortalidad, del envejecimiento demográfico y del manejo del bono demográfico.
De acuerdo a estas proyecciones en 2050 seremos 150,837,517 mexicanos que tendremos una esperanza de vida de 79.4 años promedio. La tasa global de fecundidad será de 2.1%, la de dependientes jóvenes de 30% y la de dependientes mayores de 25%, es decir, una cuarta parte de nuestra población será de adultos mayores contra el 10.9% actual.
Directamente relacionado con el reto demográfico se encuentra el tema de las pensiones ya que para el año 2050 uno de los principales problemas que afrontará México es el de una población mayoritariamente adulta. De acuerdo a las proyecciones, en tan sólo 35 años se estarán jubilando diariamente 4,116 personas, frente a 1,834 que lo harán en 2016, es decir, 2.2 veces más. Es evidente entonces que México deberá tomar decisiones de gran calado en los próximos años para enfrentar el reto pensionario que se avecina.
De acuerdo a datos proporcionados por el Instituto Mexicano para la Competitividad, el mexicano promedio se jubila de acuerdo a una tasa de reemplazo del 24.7%, entendida ésta como el porcentaje del último salario que el trabajador recibirá como pensión.
En la reunión de trabajo con la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados, el pasado 9 de marzo, el director de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR), Carlos Ramírez Fuentes, presentó un ejercicio numérico muy revelador de lo que significa tener una tasa de reemplazo baja.
El ejemplo es el de un trabajador que gana 6 mil pesos al mes y con el sistema actual de Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES), iniciado en 1997, sólo tiene la capacidad de ahorrar 6 mil pesos al año ya que de otro modo podría poner en riesgo su gasto cotidiano de supervivencia. Supongamos entonces que dicha persona tiene una esperanza de vida posterior a su retiro de 20 años y sólo pudo ahorrar un mes de salario al año, con lo cual habrá ahorrado 3.5 años de su vida productiva ¿Cómo sobrevivirá los siguientes 16 años de su vida?
El ejemplo anterior claramente nos demuestra que en este modelo no hay dinero que alcance, ya que los rendimientos que generan las AFORES no son los convenientes, habrá que revisar su marco legal para tal vez flexibilizar en cierto grado sus criterios de inversión.
No obstante que el sistema de ahorro privado representa beneficios proporcionales al nivel de ahorro, el problema de las AFORES es que al momento de la jubilación, el trabajador no podrá contar con recursos suficientes para una vida digna, si no tiene la capacidad de generar un ahorro mayor, lo cual se ve muy complicado ante las condiciones económicas actuales.
Conforme al marco regulatorio actual la competencia en el mercado de AFORES privilegia las comisiones bajas de los saldos en las cuentas de ahorro y no el rendimiento que ofertan en base al ahorro de los trabajadores, esto es así porque la ley puso énfasis en que no se tomaran riesgos altos en los mercados de capital con objeto de evitar episodios de quiebra financiera de las Administradoras.
La poca flexibilidad de las llamadas Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (SIEFORES), que son los instrumentos que usan las AFORES para invertir, hace que se orienten más a inversiones poco rentables, principalmente a Certificados de la Tesorería (CETES), lo que impide que se incrementen los ahorros de los trabajadores de manera significativa y por tanto, la tasa de reemplazo.
De acuerdo a estudios realizados por especialistas, la tasa de reemplazo es menor al 30 por ciento cuando el ideal debería ser un 70 por ciento. Lo anterior indica, que dado los bajos rendimientos, la posibilidad de que la población mexicana se sitúe en un futuro en nivel de pobreza al concluir su vida laboral es muy alta, y ello sin duda implicará la intervención del Estado en su momento a fin de subsanar la condición social generada. Actuar ahora será infinitamente menos costoso que la crisis que significará salvar de la pobreza a nuestras futuras generaciones de jubilados.
El grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México en la Cámara de Diputados, comprometido con la fuerza laboral que hoy permite el desarrollo nacional, convocará a un gran debate nacional para poner esta problemática sobre la mesa. Buscar la opinión de expertos, académicos, autoridades e incluso de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico nos debe llevar a encontrar alternativas para flexibilizar el régimen de inversiones de las SIEFORES, orientándolas hacia inversiones más rentables sin poner en riesgo el ahorro de sus clientes.
El reto está en prever y evitar esta posible crisis que involucra a muchos millones de mexicanos al final de su vida productiva. Nuestra aportación desde el Congreso debe ser generar las propuestas de reforma al marco normativo para contribuir a diseñar políticas públicas y esquemas operativos orientados a una sustentabilidad financiera en el mediano y largo plazos del sistema privado y público de pensiones de México.