Ciudad de México.- La jornada electoral del pasado domingo siete de junio puso en evidencia el agotamiento del sistema de partidos políticos en México. El avance de los denominados “partidos chicos” y el triunfo de un candidato independiente a la gubernatura, es la mejor expresión de la pérdida de credibilidad en los denominados “partidos grandes”, rompiendo con su monopolio. Esa crisis parece ser parte de una fractura más amplia: la de la democracia representativa, apoyada sólo por el 47 por ciento de los mexicanos.
Los partidos políticos en México atraviesan una crisis interna y de credibilidad ligada al menos con dos factores, reflexiona Edgar Portillo, investigador de la Universidad Autónoma del Estado México (UAEM): la ausencia de democracia interna y el desdibujamiento de su orientación ideológica, que impide al ciudadano distinguir a unos de otros.
En este sentido señala que el tiempo de modernidad se comió a los partidos políticos. “Las campañas no estuvieron al nivel que presenta la nueva sociedad mexicana, se trató de hacer campañas políticas a la antigüita y en esta dinámica la sociedad ya no funciona igual, se quiere una comunicación vía rebote y eso ha configurado que en este sistema haya un nuevo escenario donde nuevos actores surgirán en una sociedad que se calculaba más desinformada pero que está mucho más informada de lo que pensaba”.
Oniel Díaz, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, agrega, que un elevado índice de corrupción en los partidos tradicionales aunado a que un 50 por ciento de la gente se considera apartidista, son factores que también favorecen la crisis de los partidos.
“No les interesa mucho la ideología de los partidos ni lo que proponen, los que les interesa más son los candidatos, la imagen del candidato y la reputación del candidato, ellos votan por el candidato no por el partido, eso explica porque hubo tanta alternancia en la jornada electoral”, apuntó.
De acuerdo con el Latinobarómetro, los partidos políticos cuentan con un nivel de desconfianza que ha rondado alrededor del 80 por ciento entre 1995 y 2013, sin importar la llegada al poder de otros partidos políticos. Igualmente, aquellos que creen que la democracia es el mejor camino han permanecido alrededor del 50%, mientras que aquellos que consideran que da lo mismo tener o no tener un régimen democrático han aumentado de un 18 por ciento en 2006 a un 37 por ciento en el 2013.
Estos factores que vislumbran una crisis en los partidos, llevan a preguntarse qué tanto va a prevalecer la existencia de un sistema de partidos.
Oniel Díaz señala que no vislumbra que el partidismo desaparezca, pero sí advierte que se va a un camino donde los candidatos independientes tengan mayor presencia; pone de ejemplo el caso de Venezuela. Menciona que a finales de los años noventa Venezuela era un país donde los partidos tradicionales obtenían la mayor parte de la votación, y una década más tarde, lograban ya sólo el diez por ciento de la votación.
“No debemos exagerar este fenómeno, cuando veamos que en un congreso, en una asamblea legislativa un tercio un 40 o 50 por ciento de diputados son independientes, podríamos decir que es un país gestionado por ciudadanos, pero no es el caso aun tenemos una partidocracia. Esto que esta pasando es una crisis de representación, ya no se siente representada por los partidos, y es una válvula que pueda permitir que convivan los partidos y los independientes”, asienta.
Para el investigador Edgar Portillo, se está abriendo una puerta hacia la configuración de un sistema de partidos más plural y en dónde los partidos se tendrán que reformar en tres cosas básicamente: en replantear su ideología, nuevos actores políticos y en mejorar la teoría y la práctica de la política, más cercana a la ciudadanía (como lo hicieron algunos en estas elecciones).
Señala que la conformación de un sistema de partidos más plural se vio reflejado en el Distrito Federal, donde pasó de ser “un estado priista, después diez años -no es mucho tiempo- se convirtió en un lugar perredista, pero ahora está dividido en cuatro partidos, con algo interesante de que Encuentro Social en todas las delegaciones llegó al cinco por ciento de la votación siendo un partido nuevo”, resalta el académico.
Ambos entrevistados coinciden que el camino que se está tomando lleva a un desgaste de los partidos grandes y a la creación poco a poco de nuevos partidos, pero sobre todo de candidatos independientes. Edgar Portillo advierte que si los partidos políticos actuales no reaccionan rápido, los candidatos independientes y los partidos chicos irán ganando terreno cada vez más porque la ciudadanía en cierto sentido está despertando y eso modifica completamente el escenario político nacional. “Va a reconfigurar la vida, sobrevivencia y el nuevo escenario político de los nuevos partidos políticos, así como hubo una participación hoy, habrá una más importante en 2018”, concluye.
Los partidos políticos en México atraviesan una crisis interna y de credibilidad ligada al menos con dos factores, reflexiona Edgar Portillo, investigador de la Universidad Autónoma del Estado México (UAEM): la ausencia de democracia interna y el desdibujamiento de su orientación ideológica, que impide al ciudadano distinguir a unos de otros.
En este sentido señala que el tiempo de modernidad se comió a los partidos políticos. “Las campañas no estuvieron al nivel que presenta la nueva sociedad mexicana, se trató de hacer campañas políticas a la antigüita y en esta dinámica la sociedad ya no funciona igual, se quiere una comunicación vía rebote y eso ha configurado que en este sistema haya un nuevo escenario donde nuevos actores surgirán en una sociedad que se calculaba más desinformada pero que está mucho más informada de lo que pensaba”.
Oniel Díaz, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, agrega, que un elevado índice de corrupción en los partidos tradicionales aunado a que un 50 por ciento de la gente se considera apartidista, son factores que también favorecen la crisis de los partidos.
“No les interesa mucho la ideología de los partidos ni lo que proponen, los que les interesa más son los candidatos, la imagen del candidato y la reputación del candidato, ellos votan por el candidato no por el partido, eso explica porque hubo tanta alternancia en la jornada electoral”, apuntó.
De acuerdo con el Latinobarómetro, los partidos políticos cuentan con un nivel de desconfianza que ha rondado alrededor del 80 por ciento entre 1995 y 2013, sin importar la llegada al poder de otros partidos políticos. Igualmente, aquellos que creen que la democracia es el mejor camino han permanecido alrededor del 50%, mientras que aquellos que consideran que da lo mismo tener o no tener un régimen democrático han aumentado de un 18 por ciento en 2006 a un 37 por ciento en el 2013.
Estos factores que vislumbran una crisis en los partidos, llevan a preguntarse qué tanto va a prevalecer la existencia de un sistema de partidos.
Oniel Díaz señala que no vislumbra que el partidismo desaparezca, pero sí advierte que se va a un camino donde los candidatos independientes tengan mayor presencia; pone de ejemplo el caso de Venezuela. Menciona que a finales de los años noventa Venezuela era un país donde los partidos tradicionales obtenían la mayor parte de la votación, y una década más tarde, lograban ya sólo el diez por ciento de la votación.
“No debemos exagerar este fenómeno, cuando veamos que en un congreso, en una asamblea legislativa un tercio un 40 o 50 por ciento de diputados son independientes, podríamos decir que es un país gestionado por ciudadanos, pero no es el caso aun tenemos una partidocracia. Esto que esta pasando es una crisis de representación, ya no se siente representada por los partidos, y es una válvula que pueda permitir que convivan los partidos y los independientes”, asienta.
Para el investigador Edgar Portillo, se está abriendo una puerta hacia la configuración de un sistema de partidos más plural y en dónde los partidos se tendrán que reformar en tres cosas básicamente: en replantear su ideología, nuevos actores políticos y en mejorar la teoría y la práctica de la política, más cercana a la ciudadanía (como lo hicieron algunos en estas elecciones).
Señala que la conformación de un sistema de partidos más plural se vio reflejado en el Distrito Federal, donde pasó de ser “un estado priista, después diez años -no es mucho tiempo- se convirtió en un lugar perredista, pero ahora está dividido en cuatro partidos, con algo interesante de que Encuentro Social en todas las delegaciones llegó al cinco por ciento de la votación siendo un partido nuevo”, resalta el académico.
Ambos entrevistados coinciden que el camino que se está tomando lleva a un desgaste de los partidos grandes y a la creación poco a poco de nuevos partidos, pero sobre todo de candidatos independientes. Edgar Portillo advierte que si los partidos políticos actuales no reaccionan rápido, los candidatos independientes y los partidos chicos irán ganando terreno cada vez más porque la ciudadanía en cierto sentido está despertando y eso modifica completamente el escenario político nacional. “Va a reconfigurar la vida, sobrevivencia y el nuevo escenario político de los nuevos partidos políticos, así como hubo una participación hoy, habrá una más importante en 2018”, concluye.
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