lunes, 15 de junio de 2015

Columna sin nombre

PERVERSIDADES JAROCHAS: DERROTAS CONTROLADAS
Por: Pablo Jair Ortega
El objetivo era claro: que el PAN no avanzara en Veracruz. Que de las cinco diputaciones hoy ostentadas hoy en la Cámara de Diputados, no hubiese ninguna, aunque ganan dos.
La operación fuerte, la del músculo del estado, se dejó sentir en Tantoyuca, feudo del diputado local Joaquín Rosendo Guzmán Avilés (quien si no es legislador, busca la alcaldía, y sucesivamente para seguir mamando del erario y buscar el tan ansiado fuero). Su zona de influencia fue fuertemente custodiada por elementos de la Fuerza Civil, grupo élite dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes al menos en dos operativos mostraron la fuerza del estado para impedir las triquiñuelas de Avilés Guzmán.
Si bien parecería una intervención directa del estado en las elecciones, la realidad es que por la lejanía y distribución de Tantoyuca es precisamente por lo que Guzmán Avilés había convertido a este distrito en su feudo. En algún momento estuvo a punto de ganar contundentemente, pero no precisamente por su rudimentaria operación política, sino porque en el PRI ya habían tirado la toalla, echado la hueva y literalmente ya no le estaban echando ganas a la campaña.
Y funcionó la estrategia de apurar a los priistas y meterlos en orden, así como usar los operativos de seguridad para contener la manera de “operar” que Guzmán Avilés usaba: presionar con violencia a través de grupos armados y usar su rancho como base de operaciones para mover recursos para inflar la votación a favor del Partido Acción Nacional. El famoso “Chapito” literalmente se desinfló, más cuando fueron detenidos operadores en su propiedad y contuvieron un convoy de más de 30 camionetas con gente armada proveniente del estado de Hidalgo, que venían como grupo de choque a favor del candidato panista Víctor Marín del Ángel, quien fue a exhibirse por defenderlos.
Se hablaba también de que el corredor del centro del estado era otra región perdida para el tricolor: que Córdoba era un caso perdido, pero al parecer el panismo de la zona se confió demasiado, como ocurrió en el distrito de Huatusco y Zongolica.
En el territorio de la ciudad de los Treinta Caballeros, se decía desde un inicio que el priista Marco Antonio Aguilar Yunes era un gris candidato, sin ningún destello de carisma. En Xalapa, hasta un familiar cercano a Aguilar Yunes decía que la debacle del PRI le tocaría a su pariente y a muchos distritos. La realidad es que Marco Antonio cambió a tiempo el rumbo de su campaña y logró subir sus números; Juan Gerardo Perdomo Abella iba bien, un joven que llevaba todo para ganar, pero sencillamente su campaña no cuajó en todo el distrito, donde le faltó concretizar más allá de las fronteras de la ciudad.
La realidad es que en Córdoba, el más afectado es el panismo cordobés como el que encabeza el aspirante a la gubernatura Juan Bueno Torio, quien luego de estas elecciones se ven disminuidas sus recomendaciones para ser un candidato viable representando a las siglas de Acción Nacional.
PERVERSIDADES
Incluso se puede decir que en la perversidad de la política, al panismo lo derribaron en puntos claves y las miradas voltearían al único que salió beneficiado y “fortalecido”: Miguel Ángel Yunes Linares, quien podría argumentar ser el único que tuvo una victoria contundente en distritos importantes, arrebatando incluso uno al PRI y con eso ponerse en la antesala del poder. Es decir, mientras los actores políticos de peso dentro del panismo veracruzano se derrumbaron, el único que realmente puede presentar buenas cuentas es Yunes Linares.
Esto también podría prestarse a la perversidad de que a Yunes lo dejarían ganar y el priismo sacrificaría dos distritos en su zona de influencia más cercana. Así Yunes --cercado sólo en su zona de influencia en los distritos de Veracruz Urbano y Rural-- se presentaría sólo con esos números benéficos sólo para él, pero también reducido a no tener una gran popularidad que levantara a los distritos perdidos por el panismo en el resto del estado.
Lo que sí es que Yunes Linares llega, sin hacer campaña, a la Cámara de Diputados, pero con una bancada panista veracruzana totalmente debilitada ante una aplanadora de legisladores priistas jarochos que le harán la contraparte cada vez que el oriundo de Soledad de Doblado suba a la tribuna para despotricar contra el gobierno de Veracruz y contra Javier Duarte de Ochoa.
A lo mejor a eso se refería Anilú Ingram, la candidata del PRI derrotada en Veracruz Urbano, con el asunto de las “pequeñas mezquindades”.
EN DONDE GANÓ MORENA Y PRD
Coatzacoalcos es un caso especial; también le toca la parte de cerrarle las puertas al panismo, pero también al crecimiento de grupos el de la familia Guízar Valladares, dueños en Veracruz de la franquicia del Partido Encuentro Social (PES, de orígenes cristianos). En este caso también se sabe que a los operadores priistas les dieron órdenes --no dicen de quien-- para que no se moviera no un sólo dedo y dejara que la votación fluyera naturalmente. No hubo ni vigilancia de casillas, ni “mapacheo”, ni compra de votos, ni cualquier estrategia que aplicara el poder priista en las elecciones.
En Xalapa pasó lo mismo, aunque ya se hablaba de que el descontento ciudadano generalizado era en contra de la candidata del PRI, Elizabeth Morales García y que el voto en Xalapa tradicionalmente siempre se inclina hacia los candidatos de izquierda, pero especialmente a que si no operan los priistas, sencillamente el candidato se les cae. Los grupos priistas tampoco operaron porque Elizabeth se peleó con todos ellos: a todos ninguneó, a todos redujo a simples mortales.
El electorado también fue un factor determinante, pero en ambos casos, distritos ganados por Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), se destaca que el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador no tenía estructura, ni representantes de casilla, ni siquiera los recursos para la movilización del voto tan acostumbrado en las elecciones a la mexicana. Se puede decir que la votación fluyó de manera natural, sin intervención del PRI, pero con una derrota controlada a favor de MORENA.
Según cuentan quienes saben, este tipo de estrategia no es nueva, pues ya se ha usado antes a manera de darle espacio a partidos pequeños adversarios en distritos donde interesa que la verdadera oposición no crezca, como ocurrió en Xalapa y Coatzacoalcos.
Pero las huestes de López Obrador tienen la oportunidad para entonces sí consolidarse como una fuerza política de izquierda seria y aprovechar que los espacios se abrieron a su favor; que si la intención del poder fue no operar para ganar esos distritos para el PRI, entonces realizar un trabajo extraordinario que permita conservar esos distritos ahora en manos de la izquierda que sorprendió en estas elecciones.
Donde sí se ve un caso extraordinario es en Poza Rica, pues el PRD avanzó por lo que parece ser un mal candidato del PRI: Víctor Manuel Salas Lima, a quien lo vimos en un par de ocasiones y se notaba poca preparación en su discurso; decía, por ejemplo, que a él no le gustaba ganar, contradiciendo el discurso triunfalista de los líderes magisteriales y petroleros que lo arropaban.
EPÍLOGO
Del "Puedo cambiar tu vida" al "Ya no quiero ser gobernador". Desde campaña decía que ni quería ser candidato a alcalde de Tuxpan, pero lo fue; que tampoco quería ser candidato a diputado federal, pero ya lo es; también decía que no quiere ser gobernador… Ahora resulta que sus palabras se han malinterpretado ¡Esas divinas garzas tan bipolares!

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