Estado de México.- En el estado de México las notarías no sólo se entregan a los amigos del gobernante en turno, como ocurrió hace dos meses, cuando el gobernador priísta Eruviel Ávila Villegas asignó 11 patentes a personas cercanas. También son negocios heredables de padres a hijos.
El pasado 8 de septiembre el mandatario avaló los nombramientos de 10 notarios provisionales, quienes sustituyen a igual número de titulares que solicitaron licencia de un año. Ocho beneficiarios son hijos de notarios.
Los suplentes son Liliana Mendoza Herrera, quien se encargará de la notaría 10, ubicada en Chalco. Sustituirá a su padre, Roberto Mendoza Nava, quien es fedatario desde 1981. Ivonne Libién Ávila sustituye como titular de la notaría 68, en Toluca, a su padre, Franklin Libién Kaui, quien estaba a cargo desde 1977.
En la notaría 70 se designó como responsable provisional a José Luis Vázquez Pozo, hijo del Salomón Vázquez Varela. Luz María Franco Ortiz ocupará el puesto de su papá, Andrés Franco Espinoza, en la notaría 77 de Otumba, y Arturo Santín Quiroz relevará a su progenitor, René Santín Villavivencio, en la notaría 97 de Valle de Bravo.
Francisco Arce Arellano fue nombrado notario provisional en la notaría 121, en Tejupilco, por la licencia que solicitó su padre, Francisco Arce Ugarte, y al frente de la notaría 127 de Ixtapaluca, Martha Montserrat Maldonado Farías ocupará el puesto de Francisco Maldonado Ruiz, ex dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional, quien también pidió separarse del cargo durante un año.
Ser notario provisional es la antesala para ser designado titular luego de un año al frente. Los fedatarios provisionales no requieren aprobar examen de oposición y sólo solventan el requisito de conocimiento mediante una evaluación somera.
En la Gaceta de Gobierno del pasado 8 de septiembre el gobernador también publicó los nombramientos de 10 notarios, quienes ocuparon el cargo de manera provisional durante por lo menos un año.
Mientras tanto, la notaría 175 de Cuautitlán Izcalli quedó a cargo de Javier Vázquez Mellado Mier y Terán.
La Jornada
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