Por Salvador González Briceño*
DERROTA LABORAL NEOLIBERAL
México pasó el 1° de mayo con movilizaciones en 15 estados. Sin mucho para celebrar. Al contrario. Las condiciones de vida de los trabajadores pierden el 70% de su poder adquisitivo en los últimos 30 años, desde los años 80, cuando iniciaron los planes de austeridad por contener la inflación. Por las políticas de los gobiernos, pero también por la traición de los liderazgos sindicales, los famosos líderes charros y el contubernio empresarial.
Las revisiones contractuales año tras año entre gobierno y sindicatos han ido acotando los salarios. Los empresarios han sido beneficiados por ello. Los trabajadores, los perdedores. Ningún aumento salarial se negocia por arriba de la inflación. Son los criterios de una política económica dictada conforme a la exigencia externa, o impuesta por el Consenso de Washington, BM y FMI.
Importa la estabilidad macroeconómica, no la economía real; las inversiones, los créditos para la industria y el campo, el apoyo a las Pymes para la creación de empleos, etcétera. Por dichas políticas, los mexicanos han empobrecido paulatinamente. Con el tiempo, el sector obrero ha ido perdiendo las conquistas laborales y sociales que le costaron sangre, y fueron alcanzadas tras décadas de lucha. La estocada fue colocada certeramente por el Congreso de la Unión cuando aprobó la reforma laboral en noviembre del 2012.
En pocas palabras, el caos social aumenta en el país por el desastre neoliberal impuesto. Todo bajo la promesa de ir al primer mundo y al crecimiento y el desarrollo bajo el impulso de las reformas estructurales. Nada más falso. El saldo es negativo en todos los sectores de la economía. Empresarios incluidos. Porque a la falta de oportunidades, de disponibilidad crediticia y bursatilización económica, lo que reinan son las inversiones especulativas sobre las productivas. También proliferan todas aquellas actividades informales e ilegales de ganancias rápidas. Por ello la inseguridad afecta tanto a empresarios como a políticos. No únicamente a título personal cuanto a gastos para seguridad empresarial.
Solo unos pocos ganan con el reinado neoliberal de libre mercado. Se trata de los pocos empresarios que, desde la vigencia del TLCAN en 1994, se convirtieron en exportadores del sector primario; más las pocas filiales maquiladoras de empresas extranjeras. Y en algunos casos los sectores turísticos y de servicios de la economía. Nada más.
Desde las privatizaciones de las empresas paraestatales, como saldo quedaron unos pocos grandes beneficiados, como los del clan Salinas que tiene cúmulos de prestanombres. Dichas medidas sentaron las bases para la destrucción de los sectores de la economía y la población en general, sector laboral incluido.
Bajo el reinado neoliberal en el mundo las cosas no son muy distintas. Hubo movilizaciones en 140 países. Porque a todo aquél donde llegó el libre mercado la situación de bienestar anterior se trastocó. Por lo mismo, tampoco en el mundo —salvo honrosas excepciones de países— hay mucho que celebrar este día del trabajo. No obstante, ahí están los mártires de Chicago hace 125 años.
Las demandas son: jornada laboral de 8 horas, salario justo, prestaciones sociales, empleo, trabajo. La deuda del capitalismo del siglo XIX, vigente en el “moderno” del XXI. Peor aún, en México está cundiendo la esclavitud laboral. Léase San Quintín, cuyos jornaleros llegaron al Zócalo del DF para denunciar. Por eso dictaron: “Ni una lucha aislada más”. Por el bienestar general.
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