viernes, 23 de diciembre de 2016

A 19 años de masacre en Acteal no hay justicia, sólo dolor y tristeza

Ciudad de México.- Luego de 19 años “seguimos experimentando el dolor y la tristeza” porque no se ha hecho justicia en el caso de los 45 asesinados en Acteal, lamentó este jueves el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, y criticó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por haber liberado a los responsables.
En una misa realizada en Acteal, municipio de Chenalhó, el prelado aseguró que los sobrevivientes de la masacre perpetrada el 22 de diciembre de 1997 “no están solos”, y pidió al Niño Dios que “nos conceda autoridades que en verdad defiendan al pueblo, que haya jueces que de veras procuren la justicia, y no sólo la legalidad”.
La SCJN, agregó, “debería llamarse más bien Suprema Corte de Legalidad, no de Justicia”, pues ordenó “la libertad de los acusados por ese crimen (de Acteal), no porque sean inocentes, sino sólo porque hubo fallas en el proceso penal que los llevó a la cárcel”.
Esa acción, dijo, ha aumentado la “desconfianza que tantos mexicanos tienen hacia las instituciones de procuración de justicia, provocando que muchos se organicen para buscar la justicia por sus propios medios”.
Resaltó que la celebración eucarística de este jueves es “no sólo para insistir en las denuncias contra los asesinos, no sólo para emitir duros comunicados, no sólo para no perder la memoria de lo que pasó hace 19 años, sino también para orar, para pedirle al Niño Jesús que esté cerca de nosotros, que nos consuele y que anime nuestro corazón en la lucha por la justicia”.
Arizmendi subrayó que los 45 indígenas tzotziles masacrados en Acteal –16 de los cuales eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos– habían decidido seguir el camino de Jesús, “por ello estaban aquí haciendo oración y ayuno, para que no hubiera guerra entre hermanos, sino paz y armonía en la comunidad”.
Prosiguió: “Ellos no tomaron las armas contra sus enemigos, sino que se refugiaron en la oración. La mayoría eran mujeres, como Ana, Isabel y María. Unos niños todavía estaban en el seno de su madre. Su oración y su sangre no han quedado sin dar fruto. Uno de los frutos es la gran solidaridad que muchos corazones de todo el mundo han expresado a los sobrevivientes de Acteal. No están solos”.
Y aseguró que aunque “los poderosos no les hagan caso, su lucha no ha sido estéril. Se han removido conciencias. La lucha por la justicia sigue adelante”, subrayó.

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