HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO
Mientras que la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional buscan la manera en que el Ejército Mexicano salga bien librado ante la opinión pública, las redes sociales, los portales y los medios de comunicación destacan la declaración de una presunto testigo de la matanza de 21 civiles en la comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, ocurrida el pasado 30 de junio.
Al parecer las 21 personas muertas trabajaban para “La Familia Michoacana”, pero no fue el enfrentamiento donde murieron sino que fueron fusilados luego de haberse rendido ante las fuerzas castrenses.
Pero este no es el único escándalo del que se acusa a soldados, la imagen del Ejercito está más manchada por malos elementos que poseídos por la prepotencia y bajo los influjos del alcohol cometen actos bochornosos como golpear a civiles o violar leyes civiles.
Y qué decir de asaltos o hasta homicidios que hemos leído en las secciones policiacas donde algún detenido llega a identificarse como militar. Muy diferente formación tienen en la Secretaría de Marina pues poco se sabe de actos delictivos o inmorales donde se acuse a un marino.
Mala suerte para las autoridades que hubiera una testigo en el lugar de los hechos, así que ahora tienen la difícil tarea de aclarar o justificar lo que hicieron los soldados ese 30 de junio. Que conste que la opinión pública no juzga la calidad moral de los 21 muertos sino la forma como murieron.
Mientras que la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional buscan la manera en que el Ejército Mexicano salga bien librado ante la opinión pública, las redes sociales, los portales y los medios de comunicación destacan la declaración de una presunto testigo de la matanza de 21 civiles en la comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, ocurrida el pasado 30 de junio.
Al parecer las 21 personas muertas trabajaban para “La Familia Michoacana”, pero no fue el enfrentamiento donde murieron sino que fueron fusilados luego de haberse rendido ante las fuerzas castrenses.
Pero este no es el único escándalo del que se acusa a soldados, la imagen del Ejercito está más manchada por malos elementos que poseídos por la prepotencia y bajo los influjos del alcohol cometen actos bochornosos como golpear a civiles o violar leyes civiles.
Y qué decir de asaltos o hasta homicidios que hemos leído en las secciones policiacas donde algún detenido llega a identificarse como militar. Muy diferente formación tienen en la Secretaría de Marina pues poco se sabe de actos delictivos o inmorales donde se acuse a un marino.
Mala suerte para las autoridades que hubiera una testigo en el lugar de los hechos, así que ahora tienen la difícil tarea de aclarar o justificar lo que hicieron los soldados ese 30 de junio. Que conste que la opinión pública no juzga la calidad moral de los 21 muertos sino la forma como murieron.
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