Ciudad de México.- La ingeniería mexicana tiene la suficiente capacidad para participar en la manufactura de los trenes de alta velocidad que se planean en el país, como el de la vía México-Querétaro, sustenta el experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Rodolfo Peters Lammel.
En entrevista, el técnico académico de la Coordinación de Instrumentación del Instituto de Ingeniería de la UNAM expone que hay hechos que comprueban que México está preparado para ese fin, y refirió como ejemplo que la Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril (ahora Bombardier Transportation México) fabricó en su sede en Ciudad Sahagún, Hidalgo, más de 100 locomotoras diésel eléctricas para Estados Unidos que satisfacieron las exigencias tecnológicas de la empresa ferroviaria de ese país.
“Cumplimos con sus exigencias; se contaba con la infraestructura para fabricar los vagones, incluso desde la fundición, y en el caso de las máquinas de diésel eléctricas se importaba el motor, el generador y algunos componentes para la locomoción, y en Hidalgo el resto de la carrocería, la plancha generatriz, el pre-motor y los tanques de combustible.
“Acabó siendo un privilegio realizar ese proyecto en nuestras instalaciones, no sólo porque la mano de obra resultó más barata; lo que sacó adelante el desafío fue la capacidad y el conocimiento de los ingenieros eléctricos y mecánicos mexicanos”.
El ingeniero Peters Lammel, investigador de la UNAM enfatiza que México puede participar de la manufactura de trenes tecnológicamente aptos.
“Si combinamos la capacidad intelectual de varias instituciones se puede resolver el problema, como ha sucedido en otros tipo de proyectos muy importantes en los que se han conjuntado especialistas del Instituto Politécnico Nacional, de la UNAM y del Tec de Monterrey, entre otros.
“No es imposible, en México hay empresas que construyen aerogeneradores que se exportan, y si se hace la transferencia tecnológica para que sean generadores eléctricos de diésel podemos tener más participantes mexicanos en la manufactura de los trenes”.
Por su parte, el ingeniero Enrique Gómez Rosas, coordinador de Instrumentación del Instituto de Ingeniería de la UNAM, hace hincapié en que el aprendizaje en un proyecto de esta dimensión es invaluable, pues participarían no sólo los especialistas, sino también alumnos de diversas disciplinas.
“Es cuestión de conciliar a la parte empresarial con el sector académico; posiblemente sea Conacyt la institución que amalgame los intereses, pues no es una obra barata.
“No podemos vivir aislados y pretender hacerlo todo; habrá que incorporar tecnología extranjera, es indudable, pero serán proveedores de ella y los mexicanos podemos participar del proyecto general.
En entrevista, el técnico académico de la Coordinación de Instrumentación del Instituto de Ingeniería de la UNAM expone que hay hechos que comprueban que México está preparado para ese fin, y refirió como ejemplo que la Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril (ahora Bombardier Transportation México) fabricó en su sede en Ciudad Sahagún, Hidalgo, más de 100 locomotoras diésel eléctricas para Estados Unidos que satisfacieron las exigencias tecnológicas de la empresa ferroviaria de ese país.
“Cumplimos con sus exigencias; se contaba con la infraestructura para fabricar los vagones, incluso desde la fundición, y en el caso de las máquinas de diésel eléctricas se importaba el motor, el generador y algunos componentes para la locomoción, y en Hidalgo el resto de la carrocería, la plancha generatriz, el pre-motor y los tanques de combustible.
“Acabó siendo un privilegio realizar ese proyecto en nuestras instalaciones, no sólo porque la mano de obra resultó más barata; lo que sacó adelante el desafío fue la capacidad y el conocimiento de los ingenieros eléctricos y mecánicos mexicanos”.
El ingeniero Peters Lammel, investigador de la UNAM enfatiza que México puede participar de la manufactura de trenes tecnológicamente aptos.
“Si combinamos la capacidad intelectual de varias instituciones se puede resolver el problema, como ha sucedido en otros tipo de proyectos muy importantes en los que se han conjuntado especialistas del Instituto Politécnico Nacional, de la UNAM y del Tec de Monterrey, entre otros.
“No es imposible, en México hay empresas que construyen aerogeneradores que se exportan, y si se hace la transferencia tecnológica para que sean generadores eléctricos de diésel podemos tener más participantes mexicanos en la manufactura de los trenes”.
Por su parte, el ingeniero Enrique Gómez Rosas, coordinador de Instrumentación del Instituto de Ingeniería de la UNAM, hace hincapié en que el aprendizaje en un proyecto de esta dimensión es invaluable, pues participarían no sólo los especialistas, sino también alumnos de diversas disciplinas.
“Es cuestión de conciliar a la parte empresarial con el sector académico; posiblemente sea Conacyt la institución que amalgame los intereses, pues no es una obra barata.
“No podemos vivir aislados y pretender hacerlo todo; habrá que incorporar tecnología extranjera, es indudable, pero serán proveedores de ella y los mexicanos podemos participar del proyecto general.
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