QUÉ PASA EN MÉXICO
*Crece la represión del régimen político/ policiaco/ militar
Por Salvador González Briceño
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Es y seguirá siendo la exigencia en el país y el extranjero, al gobierno de Enrique Peña Nieto y del estado de Guerrero, el interino Salvador Rogelio Ortega Martínez, hasta que regresen con vida a los 43 estudiantes de Ayotzinapa detenidos el pasado 27 de septiembre por policías municipales, sin otro motivo que la retención de autobuses para desplazarse al DF a la remembranza del 2 de octubre, la matanza estudiantil de Tlatelolco en 1968.
Hoy, ambas fechas se entrecruzan como una fatalidad histórica para México. Sin explicación aparente. Porque, ciertamente, no había otro agravio a estudiantes, fruto del sistema presidencialista autoritario y represor, desde el 68 a la fecha. Entonces la matanza se relacionó con la movilización estudiantil mundial que exigía democratización y contra el autoritarismo. Ahora, en 2014, la desaparición de los jóvenes de la Normal de Ayotzinapa parece suelta.
En el primer caso se hablaba de la amenaza a los “intereses” de Estados Unidos por el expansionismo “comunista soviético” en pleno “traspatio”; en este caso, ¿se trata del temor a la “guerrilla” de cuyos antecedentes da bien cuenta el estado como “semillero” desde la década de los 60 y 70? Genaro Vázquez y Lucio Cabañas antes, hoy los EPR, ERP y ERPI, ligados al magisterio, de ahí, de “tierra caliente” en el estado de Guerrero.
Si antes el ejército formal sirvió para contener el problema, hoy lo son los “ejércitos irregulares” formados por civiles capacitados, estilo yihaidistas. Solo eso explica la “impunidad” de las autoridades hoy, así como la “colusión” por la relación con el “crimen organizado”. Eso arrojaría luz sobre el presunto nexo de Ángel Aguirre Rivero con el crimen (¿financiamiento de su campaña?), así como su fijación por “reprimir a los “ayotzinapos”, ¿compromiso heredado de los Figueroa, padre e hijo?, de triste memoria.
Amasijo de intereses internos, pero sobre todo externos. Antes, en los 60 y 70, la amenaza que finalmente se impuso en el país fue el “injerencismo” de las multinacionales; hoy, la amenaza de intervencionismo continúa desde el vecino del norte por su “seguridad nacional”. Antes se utilizó al ejército (decisión presidencial, provocación y uso para reprimir), ahora el trabajo sucio en el mundo lo ejecutan los “ejércitos privados”, “paramilitares”, “mercenarios”, narcotraficantes con capacitación militarizada (el fruto de un “negocio” claramente “bajo control” que va a parar a los centros financieros del mundo, principalmente de EU), hacia la consecución/expansión e intervencionismo de los intereses empresariales y del sistema financiero de los halcones gringos.
Allanando esa estrategia se encuentran todos los procedimientos/instrumentos “legales e ilegales”, suscritos o no por México con los cabilderos/representantes de dichos intereses de la derecha gringa (TLCAN, Plan Mérida, Northcom, TTP, etc.). Los acuerdos comerciales, los tratados, los recursos y cursos de capacitación a los cuerpos de seguridad para el “combate al crimen organizado”, esa estrategia intervencionista y de “control” del negocio más que de contención o eliminación del problema. Pero sobre todo el espionaje, la participación de los órganos de inteligencia en el país, y estratagemas criminales relacionadas con el tráfico de armas (tipo “Rápido y furioso”).
O sea que el Estado mexicano está metido en un problema. Peña también. Tarde o temprano se detectará la participación/intervención o planeación de este problema de Iguala con el injerencismo externo. De la mano de una posible participación de (¿cuántos?) los niveles de gobierno. Teledirigidos todos. El tiempo lo dirá.
¿Aparecerán los estudiantes? Ese será el mejor escenario. De lo contrario el problema se agravará en al menos dos sentidos: 1) aumentará la represión desde el régimen político/policiaco/militar, contra no únicamente la comunidad estudiantil sino contra la sociedad en general ante cualquier pretexto; 2) crecerá el descrédito de los actuales gobernantes de todos los niveles, al igual que crece el ambiente de ingobernabilidad en el país. Conclusión general: el profundo sometimiento de México a EU.
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