lunes, 1 de diciembre de 2014

Reporte Global

Por Salvador González Briceño*

MÉXICO, LA RUTA DE LA DESCOMPOSICIÓN


Inseguridad y economía; corrupción e impunidad, los principales retos de México. Y en tanto no haya solución los problemas seguirán agudizándose, el país complicándose.
Lo anterior ocurre, en gran medida, porque los enfoques continúan errados. No le falló a Jesús Reyes Heroles cuando dijo que “la forma es fondo”. También tratándose de la globalización es importante la forma.
Con la globalización —que no es otra cosa que la internacionalización del sistema financiero, tras la mundialización promovida por las multinacionales—, se generalizaron los ilícitos negocios boyantes, como el tráfico de drogas, de armas, de personas; y delitos como el secuestro y el robo en todas sus expresiones. La ganancia fácil.
Por las buenas y por las malas. La evasión de impuestos representa mayores ganancias, como el dinero especulativo o derivado de las actividades criminales. El mercenario moderno, como el “estado islámico” que negocia lo robado.
El narcotráfico es un problema no solo de México; y no habrá solución sin un enfoque multidisciplinario, para atender la complejidad. Es Latinoamericano, y mundial. Los carteles de las drogas trabajan como multinacionales de éxito.
Por ello, la estrategia limitada al “ejército en las calles” equivale a dar “palos de ciego”. Le falló a Calderón, le fallará a Peña si no modifica la estrategia. Y no se ve para cuándo. No lo ha hecho en dos años.
Para empezar hay un problema de enfoque. El narcotráfico no es un asunto de “seguridad pública” sino de “seguridad interna” y de “seguridad nacional” también. Y en ambos aspectos ha fallado el gobierno de México. Le falló a Calderón, le está fallando a Peña.
Durante el sexenio del panista Calderón el problema fue visto como uno de “policías y ladrones”, en donde el Ejército la hizo de “policía”. Ese es el enfoque de la seguridad pública. Pero el problema del narcotráfico es, para comenzar, de “seguridad interna” para atender también las circunstancias aleatorias que igualmente lo conforman, como: la desaparición de personas, su propagación a otras entidades, el secuestro de inmigrantes, el uso de las redes sociales, homicidios dolosos, uso de armas de alto poder, etcétera.
Y de seguridad nacional, porque a raíz del problema México ha sido víctima de la intromisión de Estados Unidos de América por varias vías, no sólo porque es el principal mercado de consumo, sobre todo porque se beneficia de los recursos que van a dar a su sistema financiero, y vende armas a los carteles (“rápido y furioso” punta del iceberg), se entromete en todo, caza capos, etc. Su pretexto, la “seguridad nacional”. La de México no importa, así ponga los muertos.
Si en seguridad está herrada la estrategia, en economía también. Y eso les compete a más gobiernos. En México, desde el sexenio de Miguel de la Madrid a la fecha. Los preceptos neoliberales le ponen la mesa a la ilegalidad y la criminalidad. El Estado neoliberal es corrupto e informal, impune y criminal; es el trastrocamiento del Estado de derecho en toda su expresión. De ahí la complejidad para revertir sus consecuencias.
La inercia liberal se apoderó de México, la ilegalidad también. Ese es el terreno de la criminalidad, y de la descomposición económicosocial.

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