Por Salvador González Briceño*
RUSIA, NO HOLLYWOOD, GANÓ LA GUERRA
Este 9 de mayo Rusia festejó con un desfile militar, en presencia de los veteranos de guerra sobrevivientes y una gran movilización de familiares de los caídos en combate, el 70 aniversario del triunfo soviético sobre el nazismo alemán de Hitler en 1945. Ante invitados de varios países, el presidente Vladimir Putin, habló sobre “los intentos de crear un mundo unipolar” que “socavan la estabilidad del desarrollo mundial”. Al contrario: “La seguridad mundial debe construirse sobre una base ajena a bloques, sobre base de la ONU.”
Agradeció igualmente a “los países de la coalición antihitleriana que lucharon contra el fascismo”, al Reino Unido, Francia, EUA, “por su contribución a la victoria”; pero —dijo—, “quedará para siempre como una cima heroica de la historia de nuestro país”, puesto que “el resultado del asalto destructor de Berlín fue precisamente el Ejército Rojo, el que puso el punto victorioso en la guerra contra la Alemania de Hitler”. El fascismo: uno de los peores experimentos, el de los campos de concentración y exterminio, el Holocausto que costó la vida a seis millones de judíos.
Puesto que, la carga del retroceso primero del nazismo y su posterior derrota, comenzó en territorio soviético y culminó en Berlín con la estocada final: el suicidio de Hitler. No tras el “desembarco de Normandía” por los aliados, el 6 de junio de 1944, como suele generalizarlo Hollywood en sus películas. Casi al terminar el conflicto. EU no puede olvidar las palabras de su entonces presidente Franklin D. Roosevelt (1933-45): “Los chinos matan a los japoneses, los rusos matan a los alemanes… Y nosotros debemos ayudarles a continuar su negocio mientras nuestros propios ejércitos y armadas no estén listos para acudir en la ayuda… Somos aquellos que entrarán en juego en el momento crucial para anotar el gol definitivo”. El ejército de EU no se lanzó directamente contra Alemania sino atacó a Japón, componente del eje Berlín-Roma-Tokio.
Es verdad que la historia la escriben los vencedores. Y la que se conoce en el mundo es la que coloca como ganador a los EUA, la que generalizó el arma de propaganda a través de la televisión y el cine. Sí ganó, pero no militarmente. Ganó económicamente, porque se metió al final, al “gol definitivo”. Amedrentó, eso sí, a Stalin con el lanzamiento de las bombas atómicas contra Japón, sobre Hiroshima y Nagashaki (6 y 9 de agosto de 1945, una decisión que tomó Harry S. Truman como nuevo presidente de EU), un horror que cobró de tajo más de 246 mil muertes. Japón se rindió inmediatamente, el 15 de agosto.
Stalin se quedó quieto. Para EU inició la era dorada del capitalismo con la reconstrucción de Europa, “La edad de oro, sin precedentes y tal vez anómala, de 1947-1973”, escribió en La historia del siglo XX, Eric Hobsbawm. Puras ganancias. Por lo mismo estaban prestos a declarar el “fin de la historia”, como a cancelar la periodicidad de las crisis, ni “ondas largas” ni “ondas cortas” para el capitalismo. El reinado, puro, del capital. Pero iniciaría económico, justamente el desorden, en 1973 por el abandono del patrón oro.
Además, EU reinició la ofensiva militarista. Comenzó la carrera armamentista, ahora sí escenificada contra la Unión Soviética. Se dio todo el periodo de la llamada guerra fría. Con algunos intentos de nuevos estallidos nucleares, como la llamada “crisis de los misiles”, entre EUA, URSS y Cuba. Hasta la disolución del “bloque socialista” encabezado por la Unión Soviética en 1991.
Pocos presidentes asistieron a la celebración del 70 aniversario de la caída del régimen nazi. Llegaron los que tenían que estar; China, Cuba, Venezuela, India, Egipto, Sudáfrica, Vietnam, entre otros. También Angela Merkel. El desfile mostró el músculo militar ruso, pero también la memoria por los caídos en la destrucción de un nacionalsocialismo que, a estas alturas, no termina de morir. Otra cinta contará la historia, pero al revés.
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