Estado de México.- Fue doloroso enterarse del asesinato de un joven mexiquense, abatido dentro de las instalaciones del plantel de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) en Ecatepec, en el centro mismo del municipio y a unas cuadras del Palacio Municipal, donde despacha el priista Pablo Bedolla López. Fue doloroso saber que un muchacho a punto de concluir su carrera de Derecho, quien cometió el “error” de retirar dinero de un banco para comprarse un auto, terminara muerto por criminales que lo hirieron en la calle y lo siguieron inmunes hasta esa sede universitaria para quitarle sus ahorros y acribillarlo. Fue doloroso, además de indignante, que casi en el mismo momento en que el universitario perdió la vida, en Toluca, capital del Edomex, había más de 2 mil elementos policías federales y estatales, militares y marinos, vigilando la Cumbre de Líderes de América del Norte, de la que el Presidente Enrique Peña Nieto, también ex Gobernador del Estado de México, fue anfitrión. Gracias a la presencia del Presidente de Estados Unidos Barack Obama y del primer ministro canadiense Stephen Harper, Toluca fue, por un día al menos, la ciudad más segura de México. Por un día al menos, porque en eso sí se esmeró el Gobernador Eruviel Ávila Villegas: además de ser parte de la seguridad, que en realidad fue coordinada días antes por altos mandos del Estado Mayor Presidencial y el Ejército, le cedió a Peña Nieto el Palacio de Gobierno como sede de la cumbre, le chuleó el jardín botánico “Cosmovitral” para que se tomará la foto oficial con Obama y Harper, y ahí mismo se ofreciera la comida a los jefes de Estado. Es más, tanto se esmeró Eruviel Ávila que desde el pasado fin de semana quedaron cerrados los edificios públicos del primer cuadro de la ciudad: el del Tribunal de Justicia del Estado, el Congreso local, el Palacio de Gobierno y el Palacio Municipal, cuyos servidores públicos fueron enviados a sedes alternas. Además, las autoridades locales reportaron a la prensa que –como no hicieron antes por la seguridad de los ciudadanos– se instalaron 22 cámaras de video vigilancia adicionales en puntos estratégicos del Centro Histórico y del Bulevar Aeropuerto. Sí, Toluca fue por un día la ciudad más segura del país. En contraste, Ecatepec, donde Ávila Villegas fue Alcalde durante dos ocasiones –de 2003 a 2006 y de 2009 a 2011– volvió a evidenciar el porqué es desde años el municipio más violento de esa entidad. El hecho de que los asesinos de Javier Gabino Álvarez Pliego lo persiguieran dentro de la universidad y lo mataran incluso en un salón de clases dimensiona el vacío de autoridad que hay en ese municipio. Las autoridades encargadas de la impartición de justicia son vistas ahí, principalmente por los criminales, como una nulidad. Encima, en la mayoría de los casos son ex policías y policías en activo los que conforman las bandas de delincuentes. Una verdadera tragedia social que, por desgracia, no es propia de Ecatepec sino de la mayoría de los municipios en esa entidad. Eruviel Ávila Villegas quedó muy bien ayer con su Jefe, el Presidente de la República. Pero con los mexiquenses abonó una víctima más a las miles que han generado la impunidad y la corrupción policiaca en esa entidad, sin que los gobiernos priistas –que siempre han gobernado el Edomex– muestren algo de voluntad política, de solidaridad humana por lo menos, para castigar a policías, ministerios públicos, jueces y a funcionarios públicos de todos niveles coludidos o incluso protagonista del crimen. En Ecatepec, donde Eruviel nació, todos los días son inseguros y de luto para muchas familias. Qué más se quisiera ahí un día, uno solo, como el que ayer vivió Toluca.
Sin embargo.mx
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