lunes, 12 de octubre de 2015

Listas, las calaveritas de dulce y chocolate

Estado de México.- Sin duda alguna, la manera más dulce de darle vida a la muerte es a través de la elaboración del alfeñique y las calaveras de azúcar, que desde hace cientos de años se hacen artesanalmente en Toluca, para honrar a los fieles difuntos, y como un regalo cultural de México para el mundo.
Desde mediados del año, más de 84 casas de Toluca se convierten en pequeños talleres, donde se fabrica uno de los dulces mexicanos más reconocidos a nivel internacional, al tener la forma de una calavera blanca, decorada con flores, mariposas, y que muchas veces lleva escrito en la frente el nombre de alguna persona viva o muerta.
Al igual que el alfeñique, este dulce forma parte del festejo del Día de Muertos, que por mucho tiempo le ha dado identidad a este país, sin que deje de sorprender, impactar y hasta aterrorizar a los ciudadanos extranjeros.
"Se horrorizan al ver que su nombre está en una calavera que nosotros elaboramos, quizá piensan que ocasionaremos su muerte, aunque muchos entienden que esto es parte de nuestra cultura", platicó Jorge Sánchez Casas, presidente de la Asociación de Alfeñique y Dulce Tradicional de Toluca.
Al regresar al pasado, Sánchez Casas se acuerda del Portal Madero del centro de Toluca, donde por estas fechas, alrededor de 10 familias de artesanos comercializaban las piezas de alfeñique que meses antes habían fabricado en sus hogares, entre ellos se encontraba su padre y su abuelo, quienes le heredaron esta tradición, que ahora comparte con su esposa María Eugenia Siles de Sánchez, y una de sus hijas.
"Me siento orgulloso porque vi cómo mi padre se hacía cargo de tres hermanos y en ratos hacían metatitos de azúcar, avioncitos que se decoraban, esas figuras ya no las hacemos por falta de tiempo", recordó.
Una vez que se asegura de que el clima es favorable, empieza a trabajar. Sin valerse de básculas, Jorge Sánchez calcula la cantidad de azúcar que le tiene que vaciar a un cazo con agua, y la deja hervir hasta que se convierte en caramelo líquido y blanco, con el apoyo de algunas gotas de limón.
Después de mover el caramelo con una pala alrededor del cazo, saca el dulce y pone en práctica la técnica del vaciado. El líquido pasa de un molde a otro, hasta formar la figura. Minutos después que se deja reposar, se saca el dulce del molde y la calavera queda lista para su decoración.
"Cada pieza que terminamos es única, irrepetible, cada pieza es mejor que la anterior, nos motiva a seguir haciéndola, innovando, cada pieza tiene su propio significado. Este año les voy a poner mariposas, las mariposas son parte de la muerte, representan a las almas que se liberan", explicó María Eugenia Siles.
La familia Sánchez Siles aclaró que a través de sus calaveras y piezas de alfeñique no se honra a la muerte, sino se homenajea a los seres queridos que han muerto.
Proveniente de la cultura árabe, el alfeñique llegó para quedarse en el alma de la capital mexiquense y convertirse en el protagonista de la "Feria del Alfeñique", evento que los toluqueños han preservado durante más de 200 años.
Fue un hombre llamado Francisco de la Rosa el primero en pedir permiso a la Corona Española para elaborar este dulce en Toluca en 1630, sin imaginarse la importancia que tendría el alfeñique para la demarcación, que año con año celebra a sus muertos, a través de un festival reconocido a nivel internacional, donde se exhibe y comercializa este producto, platicó Gerardo Novo Valencia, cronista de Toluca.
Apuntó que el alfeñique es un dulce musulmán elaborado con azúcar y goma para formar diferentes piezas, que en México sufrieron algunas modificaciones con fines religiosos.
"Al llegar a la Nueva España, el dulce se cristianiza, utilizando elementos cristianos como es el borreguito, que representa el cordero de Dios, una forma de cristianizar un dulce musulmán es esa", recordó.
Relató que en el pasado estas piezas artesanales eran elaboradas por los habitantes de los barrios tradicionales como el Cóporo, Santa Bárbara, San Juan Chiquito y La Retama, para consumo propio y para colocarlos en su ofrenda durante Día de Muertos, posteriormente ellos las vendían a sus vecinos.
Recordó que después del año de 1830, fecha que coincide con la construcción de los Portales de Toluca, los artesanos comenzaron a poner sus improvisados puestos al pie de los pilares de este lugar, por la afluencia de visitantes que tenía. La tradición se expandió y actualmente en muchas partes de la ciudad se elabora el alfeñique.
Actualmente, el alfeñique y la calavera de azúcar atraviesan por una crisis que pone en riesgo esta tradición, pues los hijos de los productores no se interesan en elaborar este dulce, y la calidad del producto ha disminuido porque los artesanos desempeñan otra profesión u oficio y le dedican menos tiempo a la elaboración de las piezas.
Ante esta situación, los productores celebraron la creación del Museo del Alfeñique de Toluca, lo cual los ha motivado a no dejar morir este producto cultural que hasta entonces no se le había dado su importancia.
Además, María Eugenia Siles refirió que los productores van a pelear para obtener la denominación de origen y evitar que este producto sea pirateado por otros países.
"Yo soñé que veía una de mis calaveras y decía made in China, me dio mucho coraje, desperté alarmado", expresó Jorge Sánchez.
Como cada año, el pasado sábado se inauguró la Feria y Festival del Alfeñique 2015, en la que participan alrededor de 80 familias de artesanos, quienes hasta el próximo 2 de noviembre expondrán y comercializarán sus dulces en los Portales de Toluca, entre ellos la famosa calaverita de azúcar.

El Sol de Toluca

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