Veracruz.- Mi convicción es escuchar a los veracruzanos, atender sus reclamos y señalar puntualmente cuando por error o dolo se les pueda causar daño, pero sobre todo, es mi responsabilidad coadyuvar en las soluciones.
Me opuse de manera contundente al incremento del impuesto a la nómina del 2 al 3 por ciento, propuesto precipitadamente y sin atender la voz de los principales afectados que son los generadores de empleo como son los empresarios, ni de los trabajadores preocupados por perder sus empleos.
Por eso mi determinación de buscar la vía legal adecuada para defender los intereses de los veracruzanos, ya que a estas alturas en las que está por concluir el sexenio, exhortar solamente al actual gobierno estatal a que haga un manejo responsable de los recursos -que transparente y racionalice el gasto- es predicar en el desierto y pedir un milagro. "Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza". Hay quienes ven en mi postura dureza, pero es firmeza, con la que siempre he defendido el bienestar de los ciudadanos y el desarrollo de Veracruz. Lo seguiré haciendo como Senador de la República. Veracruz no está para tibiezas.
Los errores del gobierno del estado de Veracruz son obvios y debo señalarlos, porque callar o defender acciones irresponsables me haría culpable también. Así lo hice cuando se gestó la debacle financiera que hoy vivimos en Veracruz al aprobar, en un proceso abrupto y sin mayor deliberación, la bursatilización de cuantiosos recursos públicos: al igual que hoy, me opuse, subí a tribuna a pedir que se retirara tan cuestionada iniciativa y no la respaldé con mi voto. El resultado de aquella decisión tiene hoy en la quiebra a Veracruz. Por eso hoy me opongo también al incremento de un impuesto lesivo e injustificado.
Para nadie es un secreto la abultada deuda o la deplorable situación económica que vive el estado de Veracruz. A pesar de ello, se propuso de forma irresponsable el aumento a un impuesto que puede generar la destrucción de empleos y que no producirá ninguna inversión, pues como han reconocido las propias autoridades estatales lo recaudado será para "sanear las finanzas"; pero en el fondo, dejaron abierta la opción de endeudar más al estado bajo el pretexto de hacer frente a las deudas contraídas.
Además de preocuparnos, vamos a ocuparnos en que se interpongan los recursos que permite la ley para evitar que el aumento aprobado cause mayores estragos a los veracruzanos, debido a que:
1.Aumentar los costos a la nómina puede desincentivar la creación de empleos y, por el contrario, aumentar la cifra de desempleo, ya que de acuerdo con datos del INEGI en el segundo trimestre de este año se perdieron 18 mil 155 empleos;
2.Gravar al sector empresarial con el único objeto de sanear las finanzas públicas no es responsable, ni adecuado y mucho menos viable porque puede orillar el cierre de varias empresas y, las que resistan, al menos despedirán un buen número de trabajadores;
3.Al encarecer el empleo se inhiben nuevas inversiones;
4.Elevar los costos de la nómina puede provocar que las inversiones existentes se trasladen a estados como Aguascalientes y Querétaro ambos con un impuesto del 2 por ciento y con un crecimiento económico de 11.1 y 6.4 por ciento, respectivamente; mientras que Veracruz lastimosamente está muy por debajo de la media nacional.
5.Todo esto impactará en un incremento de la delincuencia ante la falta de oportunidades de empleo e ingreso de miles de veracruzanos.
Paralelamente, en forma insensata se propuso eliminar el Impuesto al Hospedaje, sin importar que este era la única fuente para la promoción turística del estado y que es pagado por los turistas. Tampoco se ha explicado de dónde procederán ahora los recursos para la promoción turística en Veracruz; sin promoción es previsible el descenso en la afluencia de visitantes. Por cierto, nadie del gobierno del estado de Veracruz da una explicación sobre el destino de más de 90 millones de pesos recaudados por este impuesto que debían ser utilizados para promoción turística de Veracruz.
Al respecto, lejos de generar mayor derrama y potenciar las inversiones en el sector turístico, la previsible falta de promoción por parte del gobierno estatal, afectará fuertemente en el mediano plazo el arribo del turismo a Veracruz.
La deplorable situación en que estamos no puede continuar, nos ubicamos entre las peores economías dentro del país. El gobierno debe ser responsable y sensible, atender el reclamo de los ciudadanos, pero sobre todo, generar bienestar en lugar de problemas a sectores fundamentales para el crecimiento. Un buen inicio sería que el gobierno del estado de Veracruz explique cómo se gastaron los más de 4 mil millones de pesos recaudados del Impuesto a la Nómina.
Veracruz no está para posturas ramplonas "robinhoodezcas", de que los impuestos los pagarán los ricos para apoyar a los pobres.
Cuanta falsedad, máxime que en los dos últimos años por la ineficiencia gubernamental estatal, somos de los estados con mayor número de nuevos pobres. Seis de cada diez veracruzanos están sumidos en la pobreza y dos en la pobreza extrema.
Ese es el lamentable saldo de este gobierno y es mi deber denunciarlo y oponerme a que las ocurrencias irresponsables sigan hipotecando y lesionando a millones de veracruzanos. Una voz puede estar equivocada, muchas, miles están en lo correcto: Veracruz no aguanta más decisiones despóticas ni corruptelas.
Me opuse de manera contundente al incremento del impuesto a la nómina del 2 al 3 por ciento, propuesto precipitadamente y sin atender la voz de los principales afectados que son los generadores de empleo como son los empresarios, ni de los trabajadores preocupados por perder sus empleos.
Por eso mi determinación de buscar la vía legal adecuada para defender los intereses de los veracruzanos, ya que a estas alturas en las que está por concluir el sexenio, exhortar solamente al actual gobierno estatal a que haga un manejo responsable de los recursos -que transparente y racionalice el gasto- es predicar en el desierto y pedir un milagro. "Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza". Hay quienes ven en mi postura dureza, pero es firmeza, con la que siempre he defendido el bienestar de los ciudadanos y el desarrollo de Veracruz. Lo seguiré haciendo como Senador de la República. Veracruz no está para tibiezas.
Los errores del gobierno del estado de Veracruz son obvios y debo señalarlos, porque callar o defender acciones irresponsables me haría culpable también. Así lo hice cuando se gestó la debacle financiera que hoy vivimos en Veracruz al aprobar, en un proceso abrupto y sin mayor deliberación, la bursatilización de cuantiosos recursos públicos: al igual que hoy, me opuse, subí a tribuna a pedir que se retirara tan cuestionada iniciativa y no la respaldé con mi voto. El resultado de aquella decisión tiene hoy en la quiebra a Veracruz. Por eso hoy me opongo también al incremento de un impuesto lesivo e injustificado.
Para nadie es un secreto la abultada deuda o la deplorable situación económica que vive el estado de Veracruz. A pesar de ello, se propuso de forma irresponsable el aumento a un impuesto que puede generar la destrucción de empleos y que no producirá ninguna inversión, pues como han reconocido las propias autoridades estatales lo recaudado será para "sanear las finanzas"; pero en el fondo, dejaron abierta la opción de endeudar más al estado bajo el pretexto de hacer frente a las deudas contraídas.
Además de preocuparnos, vamos a ocuparnos en que se interpongan los recursos que permite la ley para evitar que el aumento aprobado cause mayores estragos a los veracruzanos, debido a que:
1.Aumentar los costos a la nómina puede desincentivar la creación de empleos y, por el contrario, aumentar la cifra de desempleo, ya que de acuerdo con datos del INEGI en el segundo trimestre de este año se perdieron 18 mil 155 empleos;
2.Gravar al sector empresarial con el único objeto de sanear las finanzas públicas no es responsable, ni adecuado y mucho menos viable porque puede orillar el cierre de varias empresas y, las que resistan, al menos despedirán un buen número de trabajadores;
3.Al encarecer el empleo se inhiben nuevas inversiones;
4.Elevar los costos de la nómina puede provocar que las inversiones existentes se trasladen a estados como Aguascalientes y Querétaro ambos con un impuesto del 2 por ciento y con un crecimiento económico de 11.1 y 6.4 por ciento, respectivamente; mientras que Veracruz lastimosamente está muy por debajo de la media nacional.
5.Todo esto impactará en un incremento de la delincuencia ante la falta de oportunidades de empleo e ingreso de miles de veracruzanos.
Paralelamente, en forma insensata se propuso eliminar el Impuesto al Hospedaje, sin importar que este era la única fuente para la promoción turística del estado y que es pagado por los turistas. Tampoco se ha explicado de dónde procederán ahora los recursos para la promoción turística en Veracruz; sin promoción es previsible el descenso en la afluencia de visitantes. Por cierto, nadie del gobierno del estado de Veracruz da una explicación sobre el destino de más de 90 millones de pesos recaudados por este impuesto que debían ser utilizados para promoción turística de Veracruz.
Al respecto, lejos de generar mayor derrama y potenciar las inversiones en el sector turístico, la previsible falta de promoción por parte del gobierno estatal, afectará fuertemente en el mediano plazo el arribo del turismo a Veracruz.
La deplorable situación en que estamos no puede continuar, nos ubicamos entre las peores economías dentro del país. El gobierno debe ser responsable y sensible, atender el reclamo de los ciudadanos, pero sobre todo, generar bienestar en lugar de problemas a sectores fundamentales para el crecimiento. Un buen inicio sería que el gobierno del estado de Veracruz explique cómo se gastaron los más de 4 mil millones de pesos recaudados del Impuesto a la Nómina.
Veracruz no está para posturas ramplonas "robinhoodezcas", de que los impuestos los pagarán los ricos para apoyar a los pobres.
Cuanta falsedad, máxime que en los dos últimos años por la ineficiencia gubernamental estatal, somos de los estados con mayor número de nuevos pobres. Seis de cada diez veracruzanos están sumidos en la pobreza y dos en la pobreza extrema.
Ese es el lamentable saldo de este gobierno y es mi deber denunciarlo y oponerme a que las ocurrencias irresponsables sigan hipotecando y lesionando a millones de veracruzanos. Una voz puede estar equivocada, muchas, miles están en lo correcto: Veracruz no aguanta más decisiones despóticas ni corruptelas.
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